viernes, 29 de julio de 2011

In Treatment (Sesión 18)


La sesión de esta semana estuvo marcada por la llegada de B a mi vida, así que le dije a A que no había tenido mucha oportunidad de pensar en lo que habíamos tratado en las sesiones anteriores aunque de alguna manera se relacionan las cosas. Me limité a decirle al respecto que creía que la idea de "el niño interior" me parecía un poco clichada, pero que estaba dispuesto a trabajarlo y en realidad traté de llegar a ello en esta sesión, pero la conversación se centró en B.

Conocí a B por internet hace algún tiempo, para el momento de conocernos en persona ya habíamos hablado bastante y habíamos establecido ciertas reglas. De alguna manera ambos habíamos expresado ya la necesidad de establecer una relación y pensar un poco más las cosas.
Finalmente nos conocimos, y platicamos. Como ocurre en este tipo de situaciones, la plática giró en torno a lo que hacíamos de nuestras vidas. Aunque ya habíamos hablado en línea sobre esos asuntos. Luego llegamos al tema de las relaciones. Entonces hablamos de nuestras necesidades.

Él aseguraba que las relaciones heterosexuales eran mucho más sencillas pues estaban fundadas en el fin biológico, y que las relaciones homosexuales resultaban, en cierto sentido, antinaturales, por ello es que era tan complicado establecer relaciones a largo plazo.

Entonces de alguna manera tuve una iluminación: Si las relaciones homosexuales no están basadas en un fin biológico, deben estar fundadas entonces en un fin ulterior. Es decir, aunque, como todas las relaciones, estén basadas en una serie de coincidencias, tiene que tener un fundamento racional y no biológico. Entonces si en los sitios de ligue de Internet la gente sólo pone listas de cosas que quiere y cosas que no quiere esperando que llegue la persona correcta y que las cosas sucedan mágicamente, que las cosas "se den". Y, aunque parece que las cosas suceden así, en realidad no pasa. Lo que se establece cuando las cosas "se dan" es que existe una disposición de ambas partes por establecer un vínculo.

Al plantearle esta teoría a B, él estaba completamente entusiasmado. Le dije que para que esto funcionara primero tenía que establecerse un vínculo y un compromiso antes de descartar a la persona y tratar por un tiempo antes de saltar al siguiente catre, y como todo compromiso se tenían que establecer reglas. Después discutimos los riesgos de que la relación terminara como una sencilla amistad si las cosas no funcionaban sexualmente, pues a final de cuentas la sexualidad es lo que implicaría la denominación de "pareja" al vínculo.

Ambos estábamos muy entusiasmados. Me temo que el entusiasmo se debía mucho más al hecho de plantear una relación en estos términos que por entablar una relación el uno con el otro, pero aún así, nos dejamos llevar por esa idea. Y establecimos un compromiso, verbal en un principio y sexual un poco después.

En realidad lo que a mí me parecía más excitante de todo el asunto era el hecho de establecer un compromiso, es algo a lo que le he huido durante mucho tiempo, después de haber vivido ya casi 2 años en el mismo lugar y haber desempacado mis cosas hace apenas un par de meses es muestra de ello. Siempre me ha gustado la sensación de que puedo irme en cualquier momento.

Al terminar de hacer la prueba le dije a B que tenía dos sensaciones encontradas, una que me invitaba a salir corriendo en ese momento y un gran deseo de quedarme para ver qué sucedía. Me dijo que sentía exactamente lo mismo. Y nos quedamos.

Gran parte de lo que me gusta de estar con él es que comparte mis miedos sobre el compromiso y nos estamos aventurando juntos a asumir uno. Es extraño, cómo es que algo que se supone que debería ser tan deseable nos resulta tan extravagante y osado. Es decir, no había asumido un compromiso de esa manera.

-- ¿Cómo habían sido tus relaciones anteriores?--

-- Bueno, si recuerdas, mi principal reclamo contra JR era el no haber establecido un compromiso conmigo. Y bueno, esa historia ya te la sabes...--

Entonces comencé a contarle sobre otras dos relaciones disfuncionales que tuve, una con U y otra con SH. Ambas tienen en común que fue muy difícil comenzarlas, porque había muchas reticencias por parte de ambos, los dos habían tenido muy poca o nula experiencia relacionándose con personas de su mismo sexo. Tuve que lidiar con muchos miedos e inseguridades. La primera fue durante la universidad, él era un chico retraído con quien desarrollé una relación muy destructiva. Él tenía mucho conflicto con el rol social que implicaba el tener un amante varón. Pero yo le decía que no tenía que asumir ningún rol social, sólo tenía que quererme a mí. Entonces eso se convirtió en una cosa enfermiza, con celos y control por ambas partes, incluso yo bromeaba enumerándole los síntomas que teníamos de ser una pareja destructiva. Yo insistía en que era un juego, porque en realidad yo disfrutaba bastante el hacerlo enojar, enojarme e incluso llegar a los golpes, me resultaba sumamente excitante la violencia y el drama que yo tejía a mi alrededor. Yo era muy morboso con ello. Hasta que me di cuenta de que mientras yo disfrutaba eso, a él le hacía mucho daño y decidí terminar la relación. --

--¿Con el otro chico también llegaste a los golpes?--

-- Sí, alguna vez, pero entonces fue cuando aprendí a sublimar ese placer por otros medios, como juegos de sadomasoquismo y el bondage.--

--¿Qué te gusta del Bondage?--

-- Pues que es un juego de control, a mi me gusta más que me amarren que amarrar, pero pues primero tengo que enseñar a amarrar para que me amarren... La cuestión en el bondage es que tienes que confiar en el otro para cederle el control sobre tus movimientos, y el otro toma responsabilidad sobre ti mediante el sometimiento y la violencia moderada. Y todo es un juego controlado y que tiene su lugar y su momento.--

-- Quiero remarcar aquí, que ahí tú asumiste la responsabilidad del placer que te provocaba la violencia y la transformaste en algo creativo como el Bondage. Como un juego entre adultos.--

--Pues sí, así lo hice...--

--¿Qué diferencia sientes entre esta relación nueva y las anteriores?-- Preguntó A

-- Pues esta me inspira mucho más porque está fundamentada en una base racional, y además, en todas estas relaciones, con JR, con U, con SH, al no estar ellos seguros de qué es lo que querían, yo siempre tenía que esforzarme mucho para hacerme suficiente para ellos para que se comprometieran conmigo, ahora no, B me está dando el compromiso gratuitamente. Es decir, eso ya es un paso muy importante. Siento que incluso si las cosas no funcionan entre nosotros ya tengo un nuevo método para entablar una relación, cosa que antes me parecía, al pronto, imposible. Además de que B es mi fantasía paterna completa.-- Contesté (Aquí también hablamos sobre comparaciones sexuales entre los 4, y algunas acotaciones que A me hizo para mi vida sexual con B, que omitiré, no por pudor, sino por continuidad)

--¿Cómo es eso?--

--Pues es un hombre mayor, que admiro, del cual me interesa su aprobación, que me puede poner estrellitas en la frente. De hecho, lo que me preocupa también de trabajar al niño interior es la posibilidad de que finalmente descubra cuál es mi necesidad real y que él ya no sea el mágico satisfactor de mis freudianos complejos eléctricos (de Elecra) de aprobación y autoridad paterna que me satisfaga sexualmente... --

-- De eso no te preocupes, si a ti te gusta él te seguirá gustando, además, ya habíamos dicho que trabajaríamos eso sólo si tú quieres.--

--Pues sí, si quiero.---

--¿Cómo te sientes?--

-- Bien, me siento emocionado.--

-- No te escucho muy convencido.--

-- Lo que pasa es que no me quiero ilusionar mucho, porque en realidad B es, en gran parte, el cumplimiento de todas mis fantasías: es mayor, grande, peludo, culto, educado, políglota, paternal... creo que si las cosas no funcionan me puedo deprimir realmente mucho... --

--Te entiendo--

-- Sí, por lo pronto me emociona muchísimo, aunque no lo exteriorice. Finalmente si temo la desilusión es porque ya estoy ilusionado. Siento como si fuera a hacer un viaje larguísimo y que ya tengo la aprobación del proyecto y las estrellitas en la frente...--


lunes, 25 de julio de 2011

In Treatment (Sesión 17)


Tras haberle avisado a A que llegaría unos 20 minutos de retraso, llegué 40 minutos tarde diciéndole que podíamos terminar la sesión en el momento en el que él quisiera.

--¿Cómo estás?--

-- Pues corriendo, y en medio de mi crisis obligada de cuando me quedo sin dinero o sin trabajo o sin nada fijo, ya siento casi como una obligación el entrar en esta crisis siempre que me quedo sin dinero, comienzo a preguntarme las mismas cosas y a decir que debo ponerles un límite a estas situaciones, pero en realidad es más porque siento culpa por no hacer nada al respecto, pero sigo sin tomar decisiones determinantes al respecto.--

Entonces decidí darle vuelta a la página y retomar lo de la sesión anterior, porque había estado pensando mucho en mi relación con mi madre y no encontraba la manera de plantearlo, porque incluso para escribir el post anterior tuve muchos conflictos porque no quería poner en evidencia a mi madre con su problema de alcoholismo. Pero una vez empezado el camino y al haber instituido este blog y las fotografías como un medio más para la terapia me parece hipócrita no continuar por el mismo camino, aunque seguiré tratando de no poner a los terceros en evidencia.

--Estuve analizando lo que me dijiste y cuáles son las reacciones que tengo con mi madre, y no sé si tengo un reclamo en particular hacia ella, la cuestión es que sí ocurre algo extraño. Aunque ahora yo pretendo ser autosuficiente, ella trata de llenar muchas de las cosas que no tuvimos en la infancia. Siento que es una suerte de compensación porque ella muchas veces hace evidente el hecho de que se sacrifica por nosotros, por mi, sobre todo. Evidentemente yo prefiero siempre valerme por mi mismo y no depender de nadie, pero cuando ella ofrece alguna solución, por lo general es a costa de un sacrificio suyo, y yo ahí tengo dos caminos: 1) no aceptar su sacrificio para verme autosuficiente ante ella, y 2) aceptarlo sin ningún remordimiento porque de alguna manera ella se siente bien por sacrificarse y compensar la infancia tan complicada que tuvimos. Es como si estuviera pagando una deuda, yo así lo interpreto, pero no es una deuda muy grande, es como cuando alguien te hace un favor y después no tienes pudor para pedirle uno a cambio. Finalmente creo que su sacrificio la hace sentir bien, porque es un medio de liberarse de culpas--

Le conté a A cómo transcurrió mi infancia, que es como sucede en la de muchos en este país, con un padre ausente, una madre resentida que tenía que salir a trabajar para mantenernos y que saca fuerzas de donde puede, y que tuvo la mala fortuna de convertirse en alcohólica. Esto a mí y a mis hermanos nos puso en una situación muy complicada, porque por una parte, no teníamos padre (que cuando estuvo tampoco servía de mucho), pero mi madre tenía que trabajar todo el día y nosotros tuvimos que hacernos autosuficientes desde muy pequeños.

Recuerdo constantemente una escena en la que mis hermanos y yo estábamos sentados en la mesa comiendo solos, y que discutíamos en qué mano iba el tenedor y el cuchillo. Esa escena para mí es como el símbolo de cómo nos hicimos autosuficientes, cada uno llevaba información que había visto o aprendido en la casa de algún amigo y la compartía con sus hermanos para educarnos entre todos. Tuvimos que ser autodidactas.

En ese entonces mi concepción de mi casa era un lugar absolutamente vacío, yo pasaba las mañanas solo, viendo la televisión, limpiando la casa, leyendo, o haciendo cualquier otra cosa, (yo iba a la escuela por la tarde) mientras no tuve la edad suficiente para salirme todo el tiempo como lo hacían mis hermanos. Las noches, cuando mi mamá llegaba eran más o menos lo mismo, porque llegaba tan cansada que sólo se dedicaba a dormir después de contarme su historia por enésima vez.

Para mí el mundo brillante y feliz era la escuela, y ahí es donde yo me esforzaba mucho y lograba siempre mis objetivos. Ser el mejor de la clase, ser el consentido del maestro, ganar concursos de declamación, ser presidente de la sociedad de alumnos, (cuando en clase estaban viendo la multiplicación, yo ya estaba estudiando la raíz cuadrada por mi cuenta). En realidad lo que más disfrutaba de la escuela era ese nivel de reconocimiento, que los maestros me quisieran, que me pusieran estrellitas en la frente. En cambio, en casa, todos esos logros eran vacuos e insignificantes al grado que llegué al punto de no compartirlos más y preferir el mundo de la escuela al mundo de mi casa.

Entonces comencé a estructurar una analogía entre mi relación escuela-casa, con la que hago actualmente con DF-Durango. Es decir, para mí ahora el DF es el lugar donde debo probar todo lo que valgo y hacer mi carrera de una manera exitosa y brillante, pero Durango lo veo como un lugar vacío, estéril, donde no puede hacerse nada, donde por muchos logros que yo tenga por acá, a nadie le interesan y que son vistos con total indiferencia a causa de una mediocridad inherente al estar en Durango. Tal como sucedía en mi casa respecto a mis logros escolares.

Es evidente que mi frustración actual se debe a que no tengo aquí quién me ponga estrellitas en la frente por todas las cosas que hago, no recibo alguna manera análoga de reconocimiento (que ahora debería reflejarse en retribución económica)...

El punto de todo esto, respecto a mi infancia, es que sí siento que no tuve una infancia como se supone que debería ser: inconciente y feliz. Creo que llegó un punto en el que tuve que tomar la decisión entre seguir siendo un niño inconciente y feliz o ser un niño consciente y responsable; y opté por la segunda opción. De hecho no recuerdo alguna vez que haya hecho yo algún berrinche infantil, o haber jugado sin ninguna preocupación, prefería no salir, leer, ver televisión. Era un niño muy tranquilo y muy consciente.

Pero lo que sí recuerdo con mucha claridad es que desde pequeño tenía yo la certeza de que no debía estar en la situación en la que me encontraba, y que tenía que hacer todo lo posible para no estar ahí. En mi escuela había 2 clases de niños, los que venían del Fraccionamiento Guadalupe (que era un fraccionamiento normal de clase media-baja, con casas del infonavit perfectamente pavimentado y con parques lindos y todos los servicios) y los que venían de la Colonia Zapata (Una colonia fea, sin pavimentar, sucia y donde se decía que robaban y la gente era más pobre). Recuerdo que yo veía a los niños de la Zapata y sentía una gran repulsión, eran sucios y apestosos, yo creía que ellos no iban a hacer nada de sus vidas, y yo hacía todo lo posible por diferenciarme de ellos, por eso me esforzaba el triple para agradar a los maestros, por estar siempre limpio y perfumado, por llevar los zapatos limpios, como muestra de que yo venía del fraccionamiento pavimentado...

Después de escuchar estas historias, A me dijo que el tiempo se habia terminado, pero que teníamos que trabajar a "mi niño interior", así de ñoño y clichado como se escucha. Me dijo que tiene ciertas técnicas para trabajarlo y que lo haríamos, pero que no era un proceso fácil.
Para este momento, después de haber recordado esas cosas de mi infancia me encontraba en un estado bastante extraño, entre triste y desesperado.

--¿Qué te parece?-- Pregunta A.

-- Pues está bien, pero no puedo evitar sentir como si me estuvieras dando una mala noticia.--

-- Si no quieres hacerlo no tenemos que hacerlo, como siempre te digo, yo respeto tus tiempos y podemos hacerlo cuando estés listo. Yo te entiendo si no quieres llegar a esto todavía. --

-- Sí, hagámoslo. Si consideras que es el siguiente paso vamos a darlo. Pero eso no me quita sensación de que me estás dando una mala noticia. --

-- Es tu decisión.--

-- Sí, la verdad estuve releyendo mi blog, y viendo todas las reticencias con las que hemos tenido que lidiar para llegar a este punto, entonces si ya estamos haciendo esto, pues vamos a hacerlo como debe ser, aunque no sea cómodo para mí... --

lunes, 18 de julio de 2011

In Treatment (Sesión 16)


-- Asumamos que existen ciertas cosas (emociones y sentimientos) que evito.-- Fueron mis primeras palabras después de la última sesión donde A me explicó el funcionamiento de su método. Creo que el saber cómo es que pretende proceder me da mayor seguridad y confianza. Es como cuando un alcohólico decide entrar al programa de Alcohólicos Anónimos, sabe que existe un sistema de 12 pasos que debe cumplir, aunque no esté de acuerdo o no crea poder con todos los bemoles, sabe cuáles son los pasos a seguir y al asumir que va a entrar a ese sistema, a qué cosas se tendrá que enfrentar con mayor disposición y seguridad.

--Ahora bien, el evitar ciertas emociones y sentimientos no significa que estén reprimidos o en una parte inconsciente que no me permite externalizarlos, de hecho creo que soy bastante consciente de ellos, la cuestión es que no me permito expresarlos ni sé de qué manera darles un buen encausamiento. Incluso con mis amigos más cercanos, amigas, en este caso P y S, hay ciertas cosas que no puedo mostrar y no lo hago por una cuestión de respeto. Creo que mi relación con P y S está basada fundamentalmente en el respeto que sentimos recíprocamente. En las relaciones de amistad debe existir ese principio básico en el que ambas partes tienen acuerdos tácitos o explícitos. Cuando hablo con ellas tenemos entendido de que vamos a analizar racionalmente cuál es la situación. El objetivo de esto es explicarla para entenderla, su salida no es precisamente el arranque emocional.-- Continué.--

--¿Crees que el respeto se vería mermado si expresas esos sentimientos y emociones con verdaderos arranques emocionales?-- Preguntó A.

-- Pues no es que queden las cosas queden precisamente inexpresadas, más bien les encontramos otro tipo de curso a estas cosas para que fluyan de alguna manera. Es decir, a mí me es mucho más sencillo ironizar sobre mi situación, y ser cruel con la situación de ellas de manera irónica, porque es una manera de confrontar la situación, que, aunque no sepa qué hacer con eso exactamente, se le está enfrentando. Es como decir: sí, esto sucede, lo asumo, me burlo o me río a falta de una mejor salida. Pero no es que las cosas quedan inexpresadas, de hecho quedan expuestas, tal como lo hago aquí contigo.--

--Eso quiere decir que también aquí evitas expresar ciertos sentimientos y emociones?-- Dice A.

-- No, aquí es un poco diferente, porque es como ir al doctor, puede que haya situaciones incómodas en las que haya "partes" que se tienen que mostrar para que el especialista observe exactamente cuál es el problema. En ese sentido aquí yo te muestro mis partes para que tú las revises y me diagnostiques y me des una opinión profesional. Es una situación incómoda, pero finalmente es necesaria y por eso es que vengo, pero también evito los arranques emocionales.--

-- ¿Y no crees que si tú te expresas o te dejas llevar por esos arranques, tus amigos no te perderán el respeto sino que reforzarías el vínculo que hay entre ustedes?--

-- Eso lo sé, me queda clarísimo, lo sé. Pero no evito arranques emocionales porque yo sienta que les falto el respeto a ellos, sino porque al hacerlo siento que me falto el respeto a mí mismo. --

-- ¿Y por qué relacionas la falta de respeto con los arranques emocionales?--

-- Porque yo no respeto a quienes se compadecen todo el tiempo, a quienes te muestran siempre su parte débil y melodramática. Siento un desprecio absoluto por la autocompasión. No me gusta jugar el papel de la víctima, siento que soy libre de sentir lo que quiera sentir, pero no me gusta ponerme a lloriquear o a compadecerme de mi situación todo el tiempo. Y eso es algo que creo que mis amigos entienden y respetan. Es decir, yo no respeto ese tipo de arranques, porque me parecen demasiado autocomplacientes, egoistas y que le faltan el respeto a la persona que se tiene enfrente y a sí misma.--

--¿Puedes darme un ejemplo de alguna situación concreta?--

-- Mi madre--

-- ¿Qué hay con ella?--

Entonces comencé a contarle la historia terrible de mi madre y las formas en que ella me contaba una y otra vez su historia, cómo es que lloraba con la más mínima provocación y tenía esta capacidad de convertir todo en un gran drama durante mi infancia. Le expliqué que ella padecía de alcoholismo, y que en aquellos años yo le perdí completamente el respeto. Pero que lo había recuperado desde que se rehabilitó y cambió totalmente la percepción que yo tenía sobre ella, ganó nuevamente mi respeto. Aunque siempre respeté la gran capacidad y la fuerza que tenía para estar siempre al pendiente de todo, cumplir con su trabajo para que no nos faltara nada.

La cuestión es que para mí las explosiones emocionales siempre han sido una suerte de debilidad de carácter que estropean todos los otros aspectos de la vida porque también debilitan y hacen que las personas no tomen las decisiones adecuadas. Hace a las personas débiles.

Le conté muchos detalles sobre cómo era mi relación con mi madre y la situación que ella vivía en esos momentos, y muchas de ellas no podía yo sino verlas con desprecio y coraje, porque la consideraba un ser demasiado frágil y confundido.

-- Parece que estas cosas te enojan.--

--Pues sí, es por eso que me parece que yo no me permito hacer lo mismo, porque siento que me falto al respeto de muchas maneras, yo no puedo sentir respeto por las personas débiles. Y veo el cambio muy claramente con mi madre, ahora que ella ha tomado las riendas de su vida me parece una persona sumamente respetable.--

-- ¿Estas cosas se las has dicho a ella?--

-- Sí, como parte de su programa de rehabilitación ella tenía que confrontar a todo el mundo, pedir disculpas y perdonarse a sí misma. Y cuando ella me preguntó si yo le tenía algún rencor le dije que no, que yo sabía que ella no estaba bien entonces y que no tenía resentimientos por esa estapa.--

Mi terapeuta cree que tengo algunos asuntos todavía que finiquitar con mi madre, yo creo que ella ya ha pasado por suficientes cosas y que ahora sería muy inútil confrontarla con cosas que ella se ha esforzado mucho por superar, no creo que sea necesario...


jueves, 7 de julio de 2011

In Treatment (Sesión 15)


La última sesión no fue reseñada debidamente, sólo coloqué la imagen, pues la sesión giró en torno a una reflexión sobre el cuerpo. ¿Cuál es la función del cuerpo dentro del discurso Francisco? Esa era mi pregunta. Y llegamos a la conclusión de que efectivamente explico demasiado las cosas, la explicación era algo que impedía que le diera el orden adecuado a las cosas que experimentaba. Toda la crisis que se había causado antes era por mi convicción ideológica de que las palabras anteceden a todo acontecimiento. Si mis manos pueden percibir la redondez de la tapa del vaso del starbucks que tengo en las manos no es porque lo que mis manos le comuniquen a mi cabeza que percibe ciertas características que nombramos como redondo, sino que es el concepto de redondo el que le dice a mis manos y a mis ojos cómo es que se debe representar en mi experiencia esa tapa de café, eso lo creo. Pero aún suponiendo que eso no fuera cierto sino que el proceso sea el inverso, es necesario que si los sentidos no se equivocan de algún modo nombren la experiencia de lo redondo para otorgarle sentido y quede ordenado dentro del contexto.

Digamos que es probable que existan experiencias que advienen al cuerpo y que el cuerpo no es sólo información de más dentro del sistema Francisco, tiene un papel más importante. En la sesión anterior llegamos a la conclusión de que no hay que renunciar a las creencias que tengo sobre el sistema que me hace funcional, sino que hay que añadirle un "plug-in" que se llama cuerpo que me provee de información que hay que procesar por algún mecanismo que no sea la explicación. Y durante esta sesión es que tratamos la manera de hacer funcional a ese aditamento.

Sí, tal como lo habíamos acordado, hice la labor superficial de "escuchar al cuerpo" ver cuáles eran sus necesidades, hacerme consciente de él, de qué partes me dolían, si debía o no cambiar de posición, etc, etc, etc.Ahora me preguntaba sobre la funcionalidad de dicha actividad.

Le expliqué a A lo contradictorio que resultaba para mi el procesar las cosas con alguna otra herramienta que no fuera la explicación, es un proceso casi automático, cuando tengo alguna emoción que me arrebata lo primero que aparece en mi cabeza es un gran "¿Por qué?" Y es ahí a partir del cual proviene la explicación, comienzo a tratar de darle un sentido, integrarlo a mi discurso. En algunas ocasiones, muy escasas (de hecho contadas con la palma de la mano en los últimos 20 años) la explicación misma es la que logra que el sentimiento fluya de una manera liberadora como el llanto o la explosión emocional.

Entonces recordé la última ocasión en que había tenido un arrebato de este tipo cuya explicación para mí había resultado liberadora. Cuando estaba inmerso en la producción de la obra y yo estaba batallando mucho con la resolución de muchos problemas internos, fui a ver a mi amiga P, y comencé a decirle lo desesperante que era la situación que estaba viviendo en ese momento, cuando comencé a hablar no tenía claro qué era exactamente lo que me aquejaba, sin embargo explorando la emoción llegué a la palabra "frustración" y a partir de ahí se desató una terrible lamentación sobre mi situación, no sólo respecto a las circunstancias de la obra de teatro, sino respecto a mi vida y las decisiones que había tomado hasta ese momento. Me sentía literalmente frustrado y acabado, entonces llore desconsoladamente en el hombro de mi amiga. Después de eso me sentí mucho mejor, el haber explicado que el sentimiento que tenía se llamaba "frustración" hizo que el discurso adquiriera un sentido, tal vez devastador, pero era un sentido claro que provocó que el sentimiento fluyera en forma de un llanto liberador.

Sin embargo, le expliqué a A que este había sido un caso excepcional, que asumiendo la premisa de que el cuerpo tiene ese tipo de necesidades que se pueden somatizar como un estreñimiento emocional pues por lo general cuando comienzo a explorar una emoción advenediza, y no puedo dar con el "Por qué", me pierdo en la explicación o tal vez no doy con la palabra precisa que ayude a que exista el arrebato emocional cuya finalidad es una liberación, sí le doy un orden, es como ir al baño.

Entonces por alguna razón regresé a hablarle de mi sistema de reglas, bueno, es algo que está profundamente ligado a la palabra, pues para mí el mundo funciona en el sistema de reglas llamado lenguaje. La cuestión es que cuando no me es dada la estructura "gramatical" de alguna situación, relación o acontecimiento (su sistema de reglas), entonces comienzo a tratar de dilucidarlo, entonces me creo un sistema de reglas a su alrededor, un sistema que funcione de acuerdo con el que ya tengo clavado como un chip en la cabeza, y que las cosas salen de control cuando la realidad no encaja en ese sistema de reglas.

Entonces creo que mi problema no es una cuestión de represión de sentimientos, sino de atoramiento de conceptos, es decir, la mayoría de las veces no puedo identificar cuál es la palabra certera que le dará expresión a un sentimiento, sí, hay emociones inexpresadas, no hay represión.

Creo que A se dio cuenta de que estaba inmerso en un círculo sin salida, entonces fue que, en contra de lo que había estado haciendo hasta el momento y tal vez rompiendo alguna regla del método que ha estado llevando conmigo, decidió exponerme finalmente su método. Y eso realmente hizo que las cosas tuvieran sentido.

Entonces analizamos juntos y muy fríamente los bemoles de dicho sistema, cosa que me parecía cada vez más fascinante. ¡Eso es lo que le había estado pidiendo desde la primera sesión! Las reglas del juego. Entonces comencé a problematizar su método poniéndole algunas situaciones particulares. ¿Cómo es que se satisfacen las necesidades concretas de situaciones concretas? ¿Cómo identificar de qué son necesidad las cosas a las que apelan los sentimientos?

Me pareció muy interesante y lógico lo que propone, sin embargo, consciente de que yo publico las sesiones de terapia aquí, me pidió por una suerte de responsabilidad social no reprodujera exactamente el contenido de su método. Al parecer está rompiendo una regla conmigo, tal vez cediendo un poco a mi necesidad de control en pos de que yo me percate de que efectivamente nos estamos dirigiendo hacia algún lugar, y no puedo evitar el sentirme vanidosamente complacido por ello.


lunes, 4 de julio de 2011